E n México, los programas de sostenibilidad corporativa y la implementación de reportes de desempeño ambiental, social y de gobernanza (ASG, o ESG por sus siglas en inglés), han impulsado un avance significativo durante los últimos años y se han convertido en un pilar estratégico de las empresas. No obstante, la escala y el ritmo siguen siendo insuficientes para abordar los retos que enfrentamos; en última instancia, seguimos tratando de adaptar la sostenibilidad a un sistema que es insostenible por diseño.
A través de nuestra New Economy Unit, en EY exploramos las causas raíz de esta policrisis y los principios para desbloquear un futuro sostenible. Uno de esos principios es el pensamiento sistémico, que nos permite ver que las emisiones desenfrenadas de gases de efecto invernadero —las cuales rompieron récord en 2024— están agravando las consecuencias del cambio climático y teniendo impactos reales en las empresas, lo que se refleja directamente en los indicadores financieros y en la capacidad que tienen las organizaciones para mantenerse operativas frente a estos riesgos.
Algunos ejemplos importantes de riesgos climáticos en México incluyen el huracán Otis y las subsecuentes tormentas tropicales en Acapulco, con costos estimados en aproximadamente 10 mil millones de dólares, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC) y los informes del gobierno local. Paradójicamente, las sequías han impactado a distintos estados del norte del país, como Nuevo León, donde en 2022 se reportaron pérdidas estimadas en alrededor de 200 millones de dólares, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS).
Ante este panorama, los tomadores de decisiones necesitan herramientas para guiar a sus organizaciones en la dirección correcta, incorporando los riesgos de sostenibilidad a su gestión. En México, la toma de decisiones estratégicas de negocio generalmente parte de la información que se presenta en los estados financieros de una entidad, mismos que se preparan bajo las Normas de Información Financiera emitidas por el Consejo Mexicano de Normas de Información Financiera y Sostenibilidad (CINIF) —siempre que la entidad no presente sus estados financieros bajo otras normas, como pudieran ser las IFRS o US GAAP, según sus requerimientos particulares—, y sobre los cuales también se obtiene un informe de auditoría por parte de un contador público certificado independiente, quien opina sobre la razonabilidad de dichos estados financieros, lo cual brinda certeza al tomador de decisiones con respecto a la calidad de la información.
Sin embargo, a diferencia de la claridad y uniformidad que brindan las guías para la preparación de estados financieros, la elaboración de informes de sostenibilidad se caracteriza por una multitud de marcos de informes que se aplican de manera voluntaria y solo en ciertas ocasiones incluyen aseguramiento por terceros. En resumen, estamos en una encrucijada: la necesidad de herramientas claras y un requerimiento concreto para afrontar la gestión de las decisiones de negocio, a la vez que se incorporan las consideraciones de riesgos climáticos y de sostenibilidad, detonando indirectamente un aumento del ritmo y la escala de la acción climática alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Una nueva era en la divulgación de información
En este contexto, a nivel global hemos observado la emisión de diversas regulaciones o estándares orientados a establecer un piso parejo de divulgación que permita a las empresas incorporar información financiera y de sostenibilidad completa y oportuna de forma simultánea, para favorecer la toma de decisiones. Así, lo que antes era voluntario se está convirtiendo en obligatorio.
Las regulaciones a nivel global requieren que las entidades divulguen lo siguiente:
- Las estructuras de gobernanza que han establecido para identificar los riesgos asociados al cambio climático y otros temas de sostenibilidad.
- La estrategia para mitigar estos riesgos y capitalizar las potenciales oportunidades que se detonen.
- Los sistemas de gestión del riesgo que utilizan.
- Las métricas y los objetivos que establecen para evaluar su progreso.
Todo ello con la finalidad de ofrecer información transparente y confiable para los inversionistas y grupos de interés sobre los riesgos materiales a los que la entidad pueda enfrentarse.
En este esfuerzo, destacan estándares como las IFRS de Sostenibilidad S1 & S2, emitidas por el Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad de la Fundación IFRS, y normas como la Directiva de Reporteo de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) de la Unión Europea. Ambas incluyen el concepto de conectividad, que permite dejar de ver de manera aislada a los temas financieros y de sostenibilidad para integrarlos de forma sistémica. Este concepto exige que los reportes financieros y de información de sostenibilidad sean consistentes y que las organizaciones consideren los efectos contables que pueden tener los riesgos climáticos y de sostenibilidad en sus estados financieros.
NIS A-1 y NIS B-1 para México
Considerando lo anterior, en México el CINIF —como organismo independiente y emisor de las Normas de Información Financiera (NIF)— emitió el 13 de mayo de 2024, las dos primeras Normas de Información de Sostenibilidad (NIS) de su serie A y B: