El mundo está cambiando cada vez más rápido, impulsado por la tecnología, e impactando la manera en la cual los consumidores interactúan con las empresas en todos los aspectos de su vida. Al mismo tiempo, surgen nuevas empresas que buscan apalancar los recursos existentes a través de medios digitales y captar parte del mercado a través de crear una mejor experiencia.
La crisis sanitaria global del COVID-19 está acelerando tendencias – como la digitalización – que no se esperaba que fueran tan relevantes sino hasta dentro de algunos años, y que ahora se han vuelto una realidad en tan solo algunos meses, lo que está llevando a una nueva versión del mundo. En cuestión de semanas, esta crisis ha replanteado ciertos hábitos y patrones de consumo, forzando a las empresas a adaptarse a una velocidad inédita.
Hoy más que nunca, para sobrevivir y para seguir creciendo, las empresas, sin importar su tamaño o industria, deben cambiar su forma de operar para incluir la disrupción en su ADN y maximizar su capacidad de adaptación. En este sentido, el desarrollar ecosistemas – es decir, establecer un conjunto de alianzas dinámicas con otras empresas y actores en el mercado – representa un imperativo cada vez más relevante para construir, mantenerse, sobrevivir y ser eficientes en este entorno. Al hacerlo, las empresas pueden obtener mayor provecho de sus activos apalancando las capacidades de terceros, creando sinergias y beneficios compartidos, para generar un mayor valor para los consumidores y sus aliados.
A esta visión que integra de forma dinámica a clientes, proveedores, nuevos competidores y organizaciones con servicios complementarios, le llamamos ecosistema.
En el caso particular de la industria de bienes de consumo, esta revolución ha sido aún más relevante debido a los cambios acelerados y las brechas que se están creando entre lo digital y lo físico. Esta revolución ha cambiado los canales de distribución alrededor del mundo, y más aún con la eliminación inmediata de las barreras de adopción digital a causa de la crisis sanitaria. Para la industria de bienes de consumo en Latinoamérica, el impacto es aún mayor por la relevancia y el rol que tiene el canal tradicional (mayormente compuesto por las tienditas de la esquina), el cual representa el medio de sustento de millones de familias. Al mismo tiempo, algunas de las empresas más representativas de la región, tienen en las tienditas la mayor participación de sus ingresos (p.ej. bebidas, refrescos, pan). Frente a estos cambios, muchas empresas a lo largo de toda la cadena de valor (p. ej. fabricantes, distribuidores, empresas de logística, proveedores de tecnología), sin importar su tamaño y su origen (p. ej. locales, multilatinas, globales), tienen la oportunidad de desarrollar ecosistemas empresariales para impulsar la transformación del canal tradicional y asegurar su subsistencia frente a los nuevos formatos de proximidad y la digitalización del canal moderno.