2. Aspectos Esenciales
En el ámbito de la NIIF 16, un arrendamiento es, en esencia, un contrato que concede al arrendatario el derecho de usar un activo identificado durante un plazo determinado a cambio de pagos periódicos. Por ejemplo, cuando una compañía de logística firma un contrato de tres años para utilizar un camión frigorífico obtiene el derecho exclusivo de operarlo y, a cambio, se compromete a realizar cuotas mensuales: eso es un arrendamiento en el sentido estricto de la norma.
Al momento de reconocimiento, dicho contrato origina en los estados financieros del arrendatario un activo por derecho de uso (ROU), que refleja su capacidad de explotar económicamente el bien arrendado. Siguiendo con el ejemplo del camión, la empresa registrará un activo ROU equivalente, en términos generales, al valor presente de los pagos contractuales (más eventuales costos iniciales y ajustes), lo que mostrará en el balance que controla de facto el vehículo, aunque no sea su propietario legal.
En contrapartida, surge el pasivo por arrendamiento, calculado como el valor presente de los pagos futuros que el arrendatario está obligado a desembolsar. Su medición se realiza descontando las cuotas pactadas, utilizando la tasa implícita del arrendamiento o, en su defecto, la tasa incremental de financiación de la entidad. Por ejemplo, si las cuotas anuales son de USD 35.000 durante tres años y la tasa incremental es del 6 %, el pasivo inicial ascenderá a aproximadamente USD 95.000; ese mismo importe se reflejará como activo ROU, garantizando la simetría contable exigida por la norma.
Finalmente, la NIIF 16 distingue entre arrendamientos operativos y financieros según la transferencia sustancial de riesgos y beneficios del activo subyacente. En un arrendamiento financiero—pensemos en una maquinaria especializada que se arrienda por prácticamente toda su vida útil, con opción de compra por un valor simbólico—el arrendador transfiere de facto la mayor parte de los riesgos y ventajas económicos, por lo que el contrato se asemeja a una compra financiada. En cambio, arrendar un local de oficinas por dos años sin opción de compra ni obligación de renovación suele clasificarse como arrendamiento operativo, ya que el arrendador conserva la exposición principal a variaciones de valor residual y a la obsolescencia del activo.
Así, cada definición se entrelaza dentro de un mismo proceso contable: identificar el arrendamiento, reconocer el activo ROU y su pasivo asociado, y clasificar la operación conforme al grado de transferencia de riesgos y beneficios, asegurando que los estados financieros reflejen la sustancia económica de las transacciones.