Es fundamental que las instituciones gubernamentales y del sector público utilicen la tecnología para reducir la carga administrativa de los empleados. Ampliar las recompensas totales, el sentido de propósito y los sistemas de desarrollo del talento también ayudará a crear una ventaja de talento y a cubrir las vacantes críticas.
8. Fracaso a la hora de cerrar la brecha entre la ambición climática y la acción
Aunque muchos gobiernos han creado políticas y normativas de acción climática que entran plenamente en vigor este año y el próximo, es evidente que se necesita más liderazgo público. De los encuestados en el EY Future Consumer Index, el 77 % cree que es responsabilidad de los gobiernos lograr mejores resultados sociales y medioambientales. Sin embargo, sólo el 34 % afirma que su gobierno está tomando medidas suficientes.
Según el Informe sobre la Brecha de Emisiones 2024, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se necesita un "salto cuántico en la ambición" para evitar un calentamiento global catastrófico. Para lograrlo, los gobiernos deben presentar a principios de este año unas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) más ambiciosas. También es urgente reducir el déficit de financiación de infraestructuras sostenibles creando incentivos para desbloquear la financiación mixta. A nivel interno, la ecologización de las operaciones gubernamentales ayudará a crear impulso y confianza pública. Allí donde no sea posible una acción más audaz a nivel nacional, corresponderá a los líderes de los gobiernos locales seguir avanzando hacia una transición ecológica.
9. Falta de resiliencia a las crisis climáticas
A medida que se intensifican los patrones meteorológicos y térmicos, también lo hacen los costos económicos y humanos. Los gobiernos ya están luchando por responder eficazmente a los problemas de salud medioambiental y a la escasez de recursos, lo que está provocando un aumento de los índices de conflicto, hambre y migración.
Para mitigar estos riesgos es necesario que los países desarrollados financien en condiciones favorables la adaptación al clima en las naciones en desarrollo e insulares más expuestas. Pero el objetivo de 100.000 millones de dólares prometido en la COP15 de 2009 no se alcanzó hasta 2022, dos años después del plazo original.
Cumplir el nuevo objetivo colectivo cuantificado, fijado en la COP29 en noviembre de 2024, es fundamental para que los países con mayor riesgo puedan alcanzar sus objetivos NDC. También permitirá a estos países invertir en herramientas de refuerzo de la resiliencia, como los sistemas de alerta temprana ante peligros múltiples, que según el UNEP (por sus siglas en inglés) pueden reducir en un 30 % los daños provocados por las disrupciones. Los gobiernos pueden ayudar creando incentivos más fuertes para el sector privado, integrando el riesgo climático en los presupuestos públicos y promoviendo proyectos de adaptación impulsados por las comunidades.
10. Desconectada de las experiencias y necesidades de los electores
La lentitud e insuficiencia de las respuestas gubernamentales a las crisis mundiales y la creciente percepción de que el gobierno está fallando a la mayoría de la población han dañado la cohesión social y la confianza pública en las instituciones.1 También han impulsado el éxito de los candidatos antiestablishment en el superciclo electoral mundial.