A pesar de tener que competir ferozmente por el talento, las empresas privadas van por detrás de las públicas en la aplicación de políticas de diversidad, equidad e inclusión (DE&I). Según la 2023 GBRS survey, más de la mitad (59 %) de las empresas privadas creen que necesitan un cambio audaz en lugar de un progreso incremental en DE&I frente a los 71 % encuestados de las empresas públicas. Esto indica que las empresas privadas pueden beneficiarse si ajustan su perspectiva sobre la DE&I y la reconocen como un componente crítico de su estrategia empresarial de cara al futuro.
La falta de inversión en DE&I puede dañar la marca de empleador de una empresa, debilitando su capacidad para atraer y retener el talento que es fundamental para el crecimiento futuro. Es más, las empresas estarían desaprovechando las oportunidades de innovación que pueden generar las distintas perspectivas derivadas de una fuerza laboral diversa.
Las empresas privadas también deben considerar cómo las nuevas formas de trabajar —a través de fronteras y jurisdicciones— pueden tener mayores expectativas en relación con la flexibilidad de la fuerza laboral, la estrategia de talento y la inversión tecnológica. Todo ello en un contexto de desafíos económicos, geopolíticos y sociales cada vez más complejos. Para construir un valor sostenible en este clima, los líderes empresariales necesitan soluciones que aborden los riesgos e impulsen la recompensa cuando se trata de la estrategia del talento.
Las organizaciones necesitan determinar con exactitud la ubicación de sus empleados si quieren iniciar respuestas eficaces a posibles problemas de seguridad física o ciberseguridad, y para calibrar el grado en que la organización está expuesta a riesgos fiscales, de inmigración o normativos. Según la encuesta 2023 Mobility Reimagined, aunque la mayoría de los profesionales de la movilidad indican que su organización tiene algún tipo de enfoque hacia la movilidad híbrida, sorprendentemente sólo el 37 % de los empleadores cree que la política de movilidad híbrida de su organización aborda adecuadamente los riesgos fiscales y normativos vinculados a la movilidad. Debido a esta discrepancia, existe una necesidad acuciante de reforzar las políticas de movilidad híbrida para poder gestionar eficazmente estos riesgos, según la encuesta.
Una encuesta realizada a más de 350 miembros de juntas directivas de empresas para el informe Prioridades de las juntas directivas de América 2024 reveló que el talento es una de las cinco principales prioridades para los miembros de las juntas directivas de toda América. Para lograr mejores resultados en materia de talento, las empresas privadas deben fomentar un lugar de trabajo en el que los empleados se sientan confiados, capacitados, conectados, bien informados y genuinamente atendidos por sus líderes. También tienen que demostrar que valoran una fuerza laboral diversa y que se comprometen a crear un entorno de trabajo inclusivo que permita a todos tener éxito.
"Donde una junta directiva puede ayudar es entendiendo realmente dónde están las áreas de enfoque", dice un miembro de la junta directiva de una franquicia privada de América. "Tienes que descubrir el problema empresarial que estás tratando de resolver". ¿Es la atracción de talento diverso? ¿Se trata de retener talentos diversos? ¿Es el desarrollo de talentos diversos?"
Los tres son principios esenciales de cualquier estrategia de talento. Sin embargo, se necesitan enfoques diferentes si se quiere que las empresas privadas los aborden con el mismo nivel de eficacia.
La cultura es el rey
Cuando se trata de aplicar estrategias eficaces de gestión de riesgos, es difícil sobrestimar la importancia de la cultura. Una sólida cultura del riesgo, tal y como la define el Instituto de Gestión de Riesgos, es una cultura en la que todos comparten los mismos valores, creencias, conocimientos, actitudes y comprensión sobre el riesgo.
Todos los miembros de la fuerza laboral deben ser conscientes del amplio espectro de riesgos que existe en el entorno empresarial actual, desde los tradicionales hasta los atípicos. Las juntas directivas de las empresas privadas pueden desempeñar aquí un papel crucial asegurándose de que se inculca una cultura de concienciación sobre el riesgo en toda la organización, haciendo hincapié en la importancia de los riesgos no tradicionales con los ejecutivos.