La adaptación de las empresas ha sido determinante para su futuro; las que carecen de una red digital robusta o de presencia en línea han tenido problemas, mientras que las que cuentan con una estructura y un modelo de negocio digital han podido pivotar con mayor rapidez y enfrentarse a la “nueva normalidad”.
En los últimos meses la velocidad de digitalización se ha acelerado notoriamente. En México, el uso de internet ha tenido un incremento de más del 50% con respecto al 20191.
A su vez, plataformas y herramientas digitales han crecido exponencialmente, por ejemplo, el número de usuarios diarios de Zoom pasó de 10 millones en diciembre del 2019 a 300 millones en abril del 20202. Además, México fue el país que más sumó compradores en línea en Latinoamérica con un crecimiento en ventas del 500% durante el mes de abril3.
Por otro lado, la salud, la seguridad y la comunicación se han vuelto prioridad para todas las organizaciones. Minimizar el contacto humano y garantizar la continuidad del negocio son consideraciones críticas a medida que las empresas se esfuerzan por implementar diversas estrategias de transformación.
Sin embargo, la velocidad y efectividad en su ejecución son indispensables para que las personas puedan conservar sus empleos. En México, alrededor de 12 millones de personas han perdido su trabajo a causa de la pandemia4. Además, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) predice que se perderán más de 305 millones de empleos de tiempo completo en el mundo5, por lo tanto, invertir en infraestructura tecnológica y cerrar la brecha digital permitirán disminuir los grupos desfavorecidos y proporcionar nuevas oportunidades laborales y empresariales.
En resumen, los impactos y presiones de la pandemia han evidenciado la necesidad de nuevos modelos de negocio que requieren estructuras operativas innovadoras. Es por eso que las empresas deben buscar alcanzar la nueva “Curva S” para rediseñar su futuro. Para lograrlo necesitarán cuestionarse y reposicionarse para conseguir un mayor crecimiento y resiliencia mediante una transformación digital.
¿Qué es la transformación digital?
La transformación digital es el replanteo fundamental de la experiencia de cliente, los modelos de negocio y las operaciones para encontrar nuevas maneras de obtener valor, generar ingresos y mejorar la eficiencia mediante el uso de tecnologías innovadoras6. Actualmente, la digitalización es la base de la transformación digital ya que consiste, esencialmente, en la conversión de procesos manuales y análogos a procesos digitalizados abarcando todos los aspectos del negocio.
Las estrategias para su implementación engloban distintas dimensiones como: el uso de tecnologías, cambios en la creación de valor, cambios estructurales y aspectos financieros7. Además, involucran ajustes, adaptaciones y colaboraciones entre los productos, servicios y modelos operativos que, a su vez, ofrecen nuevas ventanas de innovación y creatividad, en lugar de simplemente mejorar y respaldar los métodos tradicionales.
Por lo tanto, es importante implementar una estrategia responsable, clara y adecuada para garantizar que esté directamente alineada con los incentivos, objetivos y las necesidades de cada empresa.
La transformación digital requiere tanto de tecnología como de liderazgo, personas y gestión de cambios
La fuerza disruptiva de la tecnología está cambiando al mundo y la naturaleza de los negocios. Para mantener el ritmo del cambio y crear valor a largo plazo, las empresas deben aspirar a seguir los pasos de los líderes en transformación para evitar quedar rezagadas.
De acuerdo con la reciente investigación de EY, los líderes audaces hacia una transformación digital son 50% más propensos a un aumento anual del EBITDA de más del 15%. Asimismo, el 83% utiliza los análisis de datos para innovar más rápidamente y el 68% tienen la creación de asociaciones de innovación como una prioridad básica para los próximos 12 meses8. Además, el 90% de las empresas están priorizando un aumento en la asignación de capital hacia una transformación digital.9
Por otro lado, el International Data Corporation (IDC) predice que para el 2023 el 60% de las empresas del G2000 tendrán un ecosistema de desarrolladores digitales, y la mitad de esas empresas dirigirán el 20% de los ingresos digitales a través de su ecosistema.10