Finanzas sostenibles y criterios de inversión ASG

Finanzas sostenibles y criterios de inversión ASG


Columna de Antonio Benites, publicado en ProCapitales el 26 de febrero de 2022 

En la actualidad, existen muchas variaciones al definir los conceptos clave relacionados con las finanzas sostenibles y los factores ambientales, sociales y de gobernanza (en adelante, ASG). Sin embargo, en este artículo nos alineamos con la definición proporcionada por la United Nations Environment Programme (UNEP, por sus siglas en inglés) en el reporte denominado “Greening the rules of the game”: la financiación de inversiones que proporcionan beneficios ambientales en el contexto más amplio del desarrollo ambientalmente sostenible (finanzas verdes), así como la financiación de la educación, el desarrollo social, la salud y otros aspectos del desarrollo sostenible según lo definido por la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

“No habrá un futuro sostenible sin financiamiento sostenible”. Esta afirmación dejó hace muchos años su sesgo filantrópico para convertirse en una necesidad. Han pasado más de dos años y seguimos enfrentando los desafíos surgidos a raíz de la pandemia como la recuperación económica y la reducción de brechas sociales que fueron claramente evidenciadas en este tiempo. Así, en el actual contexto, es válido preguntarnos si, desde una perspectiva global, existen países ganadores y perdedores, si existen riesgos globales que se volvieron más urgentes que otros, y si existe consenso global, estrategias, compromiso y mecanismos para enfrentarlos. 

Los actores políticos y financieros han empezado a centrar su atención en cómo los factores ASG afectan el retorno y el riesgo financiero en el largo plazo, al tiempo que analizan cómo la integración de estos factores en las decisiones financieras pueden al menos proporcionar soluciones parciales para enfrentar los riesgos globales más severos que existen en estos tiempos.

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Riesgos climáticos y sociales

Recientemente, el Foro Económico Mundial publicó la decimoséptima edición de The Global Risk Report 2022, un informe que analiza los resultados de una encuesta de percepción de riesgos globales dirigida a 12,000 líderes de instituciones académicas, empresariales, gubernamentales, de la sociedad civil y líderes de opinión de más de 124 economías, el cual destaca los riesgos sociales y climáticos como los riesgos globales más severos para los próximos 10 años. 

La vacunación y la digitalización han permitido que algunos países se recuperen rápidamente de la crisis económica creada por la pandemia del Covid-19. Según el reporte, 50 países desarrollados habían vacunado a más del 70 % de su población, mientras que la tasa de vacunación en los 52 países más pobres -donde vive el 20 % de la población mundial- todavía era de solo 6 %.  Para 2030, se proyecta que 51 millones de personas más vivirán en la pobreza extrema -en comparación con la tendencia previa a la pandemia- y el mundo seguirá una trayectoria fracturada en el mediano plazo, separando cada vez más a los países "ganadores" de los "perdedores".

La “erosión de la cohesión social” es el riesgo social que más se ha agravado a nivel mundial desde el inicio de la crisis del Covid-19. En ese sentido, se percibe como una amenaza crítica para el mundo en todos los períodos de tiempo (a corto, mediano y largo plazo) y se considera una de las más potencialmente dañinas para los próximos 10 años.  En el estudio también se sigue percibiendo al cambio climático como la amenaza más grave para la humanidad, siendo considerado uno de los riesgos con mayor potencial para infligir la mayor parte de daños a escala mundial en la próxima década.

La proyección económica de la crisis del Covid-19 y la cohesión social debilitada, tanto en las economías avanzadas como en desarrollo, pueden limitar aun más el capital financiero y político disponible para una acción climática más fuerte. La crisis económica creada por la pandemia del Covid-19 corre el riesgo de retrasar los esfuerzos para abordar el cambio climático al alentar a los países a priorizar las medidas a corto plazo para restaurar el crecimiento económico, en lugar de buscar transiciones verdes. Un ejemplo de esto último es el Perú: para nuestro país, los dos riesgos más severos a enfrentar en 2022 son, según el estudio, el colapso del Estado y la recuperación económica. 

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Más finanzas sostenibles

En este contexto, necesitamos combatir el cambio climático, alcanzar los ODS y crear sociedades más justas. Esto requerirá un crecimiento de billones de dólares en el mercado de préstamos, inversiones y seguros sostenibles. Satisfacer esta demanda es una gran responsabilidad moral para la industria financiera, pero también una oportunidad de negocios histórica. 

Un artículo publicado en Financial Times titulado “Eight essential ESG topics for 2022” establece que una de las predicciones más seguras para 2022 es que el mercado de bonos verdes seguirá creciendo.  Los acuerdos de bonos sostenibles totalizaron USD 991.7 mil millones a nivel mundial en 2021, un máximo histórico y un 45% más que en 2020, según Refinitiv.  Por su parte, HSBC estima que la oferta de bonos verdes será de unos USD 800 mil millones en 2022 y que los bonos vinculados a la sostenibilidad crecerán un 70 % hasta los USD 170 mil millones.

En este mismo sentido, en la COP26, el exgobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, anunció que 450 bancos importantes -administradores de activos e inversores institucionales que representan hasta USD 130 billones en activos- se han unido a la Alianza Financiera de Glasgow para el Cero Neto (GFANZ) con el compromiso de alinear sus préstamos y carteras de inversión a los objetivos climáticos del Acuerdo de París.

Un total de 43 bancos de 23 países (con activos valorizados por USD 28.5 billones) forman hoy la alianza denominada Net-Zero Banking Alliance (NZBA), convocada por la Iniciativa financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, y sus miembros se han comprometido a descarbonizar sus carteras para el año 2050 o antes.  Por ejemplo, BBVA se ha comprometido a que sus carteras de financiación sean neutras en emisiones de gases tóxicos en 2050.  Además, tomó la decisión de dejar de financiar a empresas de carbón para uso energético antes de 2030 en países desarrollados y antes de 2040 para el resto. De otro lado, BNP Paribas cuenta con una política para reducir las emisiones de su portafolio, y desde 2015 viene alineando su portafolio al Acuerdo de París y se ha centrado en eliminar de su cartera los combustibles fósiles más perjudiciales (carbón e hidrocarburos no convencionales) y en la aceleración de su financiación de las tecnologías de baja emisión de carbono.  

Las instituciones financieras tienen que profundizar su conocimiento de los negocios que financian ya que la transición a cero neto implicará más que simplemente inversiones y suscripción de activos y negocios "verdes", como las energías renovables y los vehículos eléctricos. Para lograr el cero neto en toda la economía, los activos y las empresas más intensivas en carbono requerirán financiamiento para ayudarlos a hacer la transición a un modelo de negocios verde. Para muchas empresas, la transición significará un cambio fundamental en sus operaciones, por lo que para que esos cambios sucedan necesitarán capital. Las aseguradoras, los bancos y los inversionistas jugarán un papel crucial para hacer que ese capital esté disponible, y para incentivar y apoyar a sus clientes e inversionistas a medida que realizan sus transiciones.

Tendencias en inversiones ASG

La pandemia de Covid-19 ha sido un punto de inflexión para los enfoques basados en ASG, tanto en la comunidad de inversionista como en las empresas, actuando así como catalizador para una integración aun mayor de consideraciones ASG en la toma de decisiones de inversión y la estrategia corporativa.

En noviembre 2021, EY Global publicó la sexta encuesta mundial de inversionistas institucionales titulada “Is your ESG data unlocking long-term value?”, un estudio que recoge la opinión de 324 altos ejecutivos responsables de la toma de decisiones en instituciones compradoras de todo el mundo y respecto a la cual analizaremos las siguientes tendencias:

Resumen

Los inversionistas están adoptando cada vez más los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) en sus decisiones de inversión, a fin de fortalecer el retorno económico y mitigar el riesgo financiero en el largo plazo.


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