“Nuestro propósito es que las personas vivan tranquilas, protegiendo lo que más quieren.”
Patricia y Raúl Cánepa recuerdan con cariño la idea fundacional del Grupo Cantol. Según cuentan, su padre, el fundador de la empresa, era un niño que al estar mucho rato solo en la casa del Callao siempre creció con la inquietud de lograr que los hogares sean más seguros. Su ingenio lo llevó a inventar y patentar la tranca Cantol, su primer producto estrella. Ese interés inicial de su padre ha evolucionado hoy hasta convertirse en el propósito principal de la empresa: que las personas vivan tranquilas, protegiendo aquello que más quieren.
Como parte del compromiso con la seguridad de sus clientes, Patricia y Raúl implementaron un servicio post robo, que consiste en recabar información cuando una de sus cerraduras llega a ser violentada. De ese modo pueden añadir capas de seguridad a sus productos, una práctica que mueve todo el engranaje empresarial hacia la innovación constante. Esta búsqueda permanente de la excelencia solo es posible gracias a la profesionalización de la estructura empresarial del grupo, un logro que también nace de la iniciativa de Raúl y Patricia.
Las formaciones profesionales de los hermanos se complementan armoniosamente y les permite liderar la empresa con éxito. Patricia es economista y administradora, mientras que Raúl estudió Ingeniería Industrial. Patricia empezó trabajando en los almacenes y pasó por distintas áreas hasta llegar a la Gerencia General: costos, cobranzas, contabilidad. Raúl, por su lado, comparte la gerencia con su hermana, pero liderando el componente de producción y operaciones.
Ambos se sumaron a la dirección de la empresa en 2006, año en que decidieron crear Tecnopress, que concentra las tareas de producción; y Distrimax, el brazo comercial del grupo familiar. Cantol entonces fabricaba 2,000 productos al mes y tenía 25 trabajadores. Hoy, con la segunda generación familiar al mando y la nueva estructura de la compañía, han llegado a producir 60,000 unidades mensuales y tienen más de 400 trabajadores.
El éxito de la empresa, según los hermanos Cánepa, se debe en gran parte a la cultura organizacional que se funda en los valores de su padre, pero también en mejorar todo aquello que es posible perfeccionar. Su padre, por ejemplo, lideraba la empresa y se encargaba él solo de la mayoría de las tareas: él mismo vendía las cerraduras, las fabricaba y las instalaba para sus clientes. Patricia y Raúl heredaron ese compromiso con el negocio familiar y lo plasmaron en una estructura empresarial que potenció los resultados de la compañía. “Hemos crecido con Cantol y Cantol ha crecido con nosotros”, dice Patricia.
Todo este proceso de crecimiento no hubiera sido posible sin un protocolo familiar adecuado. Este aprendizaje no estuvo libre de retos, que para el caso de las empresas familiares involucran un fuerte componente emocional. Desde el Covid la segunda generación ya está liderando las empresas del grupo. Eso les enseñó que necesitaban tener relevos en sus mandos para que la empresa no se detenga, pues de sus resultados dependen todos sus trabajadores y también la seguridad de sus clientes.
A futuro, los hermanos Cánepa buscan darle mayor solidez a la empresa. Para ello han decidido seguir apostando por la innovación, mantener vigente el espíritu de inventor de su padre y no dejarse vencer por el miedo o la inseguridad que aqueja al país. En ese sentido, buscan que las cerraduras Cantol continúen protegiendo hogares, cuidando los sueños de sus compradores.