Durante la pandemia del coronavirus, el empresario ayacuchano Ricardo Canales tomó decisiones arriesgadas. En vez de guardar recursos y esperar que pase la tormenta, el gerente general de Iflutech decidió comprar un terreno de 5 mil metros cuadrados en Chilca y construyo la poza de pruebas más grande de Latinoamérica. En él quería poner a prueba una barcaza (estaciones de bombeo flotante) en condiciones reales que desde el 2019 venía desarrollando su equipo de ingenieros. Como era la primera vez que fabricaban un equipo de esta magnitud y bajo su propia marca IFLUBARGE, su potencial cliente dudaba sobre su efectividad, así es que el empresario decidió invertir en la construcción de esta poza para comprobar en condiciones reales la calidad de su nueva marca; y lo consiguió. Iflutech cerró negocios con una importante minera, y actualmente ya fabricó varias barcazas, que representan el 30% de la facturación de la empresa.
“Las decisiones disruptivas y transformadoras, nos puso un paso más adelante de la competencia”, dice el empresario que, desde muy pequeño —cuando su familia tuvo que migrar a Lima huyendo del terrorismo— ha sentido interés por hacer negocios. A los 8 años recogía botellas por las que le pagaban unos centavos; de adolescente, se dedicó a vender rines en vacaciones. Le tomó tres años ingresar a la UNI y, otros dos, trasladarse a la carrera de ingeniería mecánica, la cual culminó casi con honores. En 2004 y con 10 mil dólares fundó Iflutech, una empresa dedicada a la importación y venta de bombas centrifugas y de engranaje de marcas extranjeras, que, al poco tiempo, dejó la compañía a cargo de su socio para ir en búsqueda de capital.
Una clave del éxito del empresario es hacer sentir a sus colaboradores (que hoy son 120) que forman parte de una gran familia. Durante la crisis sanitaria, Iflutech no se acogió a la suspensión perfecta, se tomaron decisiones disruptivas de inversión y de mantener al 100% del equipo acordando una reducción escalonada de todos los sueldos por tres meses 30%, 20% y 10% así la empresa ha logrado mantener a todos sus colaboradores. Además, da facilidades a quienes lo necesiten: a una trabajadora de contabilidad, que es madre soltera y que tiene que llevar a sus hijos al colegio, le permiten llegar 30 minutos después de la hora de ingreso; a algunos trabajadores se les financia la educación pagando hasta el 100% de diplomados y 50% de maestrías. Estos gestos han ganado la fidelidad de los trabajadores, a quienes Canales inculca la filosofía del one team 2.0. Este empresario desea que, en el futuro, Iflutech sea considerada el mejor lugar para trabajar en Latinoamérica.
Una clave del éxito del empresario es hacer sentir a sus colaboradores (que hoy son 120) que forman parte de una gran familia. Durante la crisis sanitaria, Iflutech no se acogió a la suspensión perfecta, se tomaron decisiones disruptivas de inversión y de mantener al 100% del equipo acordando una reducción escalonada de todos los sueldos por tres meses 30%, 20% y 10% así la empresa ha logrado mantener a todos sus colaboradores. Además, da facilidades a quienes lo necesiten: a una trabajadora de contabilidad, que es madre soltera y que tiene que llevar a sus hijos al colegio, le permiten llegar 30 minutos después de la hora de ingreso; a algunos trabajadores se les financia la educación pagando hasta el 100% de diplomados y 50% de maestrías. Estos gestos han ganado la fidelidad de los trabajadores, a quienes Canales inculca la filosofía del one team 2.0. Este empresario desea que, en el futuro, Iflutech sea considerada el mejor lugar para trabajar en Latinoamérica.