Actualmente, observamos diversas transacciones en las que los inversionistas, antes de convertirse en accionistas o inyectar capital, solicitan que las empresas cuenten con una estrategia de sostenibilidad. Según el EY Global Corporate Reporting and Institutional Investor Survey, el 89% de los inversionistas desearía que la presentación de informes sobre el desempeño ESG, basados en estándares internacionales comparables, se convierta en un requisito obligatorio. Por ejemplo, las empresas del sector extractivo enfrentan desafíos significativos para recaudar capital en medio de condiciones macroeconómicas y de financiamiento difíciles, mientras los inversores demandan retornos sostenibles. Esto se destaca en el informe Top 10 business risks and opportunities for mining and metals in 2025 de EY. Muchas empresas, ante estas exigencias, han tenido que desarrollar sus estrategias de sostenibilidad desde cero. Por ello, aquellas que ya han avanzado en este ámbito encuentran más fácil acceder a financiamiento sostenible, atraer nuevos inversionistas e incluso establecer alianzas estratégicas para generar un mayor impacto. Es importante destacar que se ha demostrado que los factores ESG están positivamente correlacionados con la resiliencia financiera y el atractivo para los inversores, según el informe Sustainable Reality: Analyzing Risk and Returns of Sustainable Funds (2019) de Morgan Stanley.
¿Qué se necesita para tener acceso o ser elegible para un financiamiento sostenible?
Para que una empresa pueda acceder a financiamiento sostenible, debe demostrar que cumple con uno o más criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza). Es importante tener en cuenta que no todas las entidades financieras financiarán todos los aspectos ESG. Algunas pueden enfocarse en financiar proyectos de energías renovables, reducción de la generación de residuos y emisiones de gases de efecto invernadero, o financiar empresas alineadas a la contribución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre otros. En el mercado peruano, varios bancos ya cuentan con marcos de financiamiento sostenible que abarcan diversos instrumentos, como financiamiento azul (para proyectos relacionados con la protección y conservación de ecosistemas marinos), verde (medio ambiente), social y/o sostenible. Estos instrumentos incluyen bonos públicos, colocaciones privadas, préstamos, entre otros. Para asegurar la alineación entre la empresa, el desempeño de factores ESG y la institución financiera, se llevará a cabo una verificación externa que puede incluir certificaciones, normas ISO, auditorías, entre otros. Una vez obtenido el financiamiento, se medirá el desempeño de los proyectos a través de indicadores clave de rendimiento (KPIs) que evalúen la respuesta a los principales impactos generados.
¿Qué debemos considerar para cumplir con un proyecto de financiamiento de ESG?
- Reformular la estrategia: Identifique áreas en las que aumentar la sostenibilidad crea una ventaja competitiva y valor a largo plazo tanto para los grupos de interés como para los accionistas.
- Gobernanza del negocio: Incorpore cambios y nuevas formas de trabajar a largo plazo, incluyendo las métricas ESG en el centro de su organización y operando de manera más eficaz y eficiente.
- Apoyar la transición y generar confianza: Ayude a implementar y ejecutar sus proyectos de transformación, proporcione informes obligatorios y voluntarios de alto impacto y cuente una historia creíble a través de su compromiso con los grupos de interés, los reguladores y los inversionistas.
Hoy en día, las empresas se enfrentan a la decisión de adoptar prácticas sostenibles de manera proactiva o esperar hasta que estas se conviertan en un requisito obligatorio. Adoptar una estrategia ESG no solo es una respuesta a las demandas regulatorias y del mercado, sino que también ofrece múltiples beneficios. Las inversiones ESG pueden facilitar el acceso a financiamiento, abrir oportunidades en nuevos mercados o consolidar la presencia en los existentes, y permitir el crecimiento mediante estrategias alineadas con los objetivos empresariales. Además, cumplir con las directrices ESG ayuda a minimizar riesgos, proporciona ventajas competitivas frente a empresas que no adoptan estas prácticas, mejora la reputación corporativa, atrae al mejor talento, y genera mayor interés de inversionistas y accionistas. En resumen, capitalizar las inversiones en ESG no solo es una cuestión de cumplimiento, sino una estrategia integral para asegurar la sostenibilidad y el éxito a largo plazo de la empresa.