Conoce cómo afecta la informalidad laboral en la industria minera
En tiempos de crisis económica e incertidumbre social, uno de los temas más sensibles para la economía de un país, pero también para la economía de las personas y ciudadanos de a pie, es la generación de empleo de calidad.
Sin lugar a dudas, un entorno económico saludable genera las condiciones para la creación de puestos de trabajo de calidad, que se manifiestan no solo a través de un nivel de ingresos adecuado que se encuentre por encima del umbral de la remuneración mínima vital (RMV), sino también en el respeto y cumplimiento de la regulación laboral nacional e internacional que se desprende principalmente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y también de las cláusulas sociales incluidas en los diversos tratados comerciales suscritos por el Estado peruano.
No obstante, la realidad laboral que enfrenta nuestro país resulta cuanto menos paradójica, pues mientras la regulación laboral se incrementa en diversos ámbitos, como, por ejemplo, la norma que limita la tercerización de actividades nucleares (D.S. 001-2022-TR), las tasas de informalidad laboral van en aumento, a tal punto que, en el Perú, aproximadamente, 8 de cada 10 trabajadores se encuentran fuera de la protección laboral. Curiosamente, tenemos por un lado mayor regulación, pero por otro lado, un mayor número de trabajadores que se encuentran laboralmente desprotegidos.
Y en este sentido cabría preguntarse: ¿el rol regulatorio y fiscalizador del Estado en materia laboral está ayudando a generar empleo de calidad?, ¿una mayor regulación laboral trae consigo mayor formalidad laboral?, ¿la regulación laboral afecta la competitividad laboral?
Sin duda, las respuestas a estas preguntas no parecen ser tan simples, pero podemos tratar de ensayar algunas respuestas a partir de la realidad del sector minero, que como sabemos, es uno de los grandes motores de la economía nacional, pero también uno de los sectores más formales desde el punto de visto regulatorio y, por ende, laboral. Empecemos revisando el rol del Estado como regulador y fiscalizador del mercado laboral peruano en el sector minero y veámoslo a través de algunos ejemplos concretos.
Tercerización y regulación
Uno de los sectores que más utiliza la tercerización para buscar eficiencia en sus operaciones es el sector minero y es precisamente aquí donde la cadena de valor –a partir de la contratación y subcontratación– ha generado y genera una gran cantidad de puestos de trabajo de calidad.
Es más, es en este sector económico donde con mayor incidencia la propia empresa usuaria vigila y supervisa constantemente a sus contratistas, para que estos cumplan con la normativa laboral; no obstante, de pronto y sin mayor discusión o diálogo entre los actores sociales, como son los empleadores, trabajadores y gobierno, en el año 2022 se decidió restringir el uso de esta figura a actividades que no fueran consideradas parte del núcleo del negocio.
Es decir que, pese a que no existían razones para pensar que se estaban presentando abusos en el uso de la tercerización laboral, el Estado, sin mayor espacio de diálogo y consulta, decidió restringir el uso de esta figura, provocando que muchas micro y pequeñas empresas no puedan seguir dedicándose a brindar servicios a empresas principales y provocando la pérdida de empleos formales.
Demás está decir que la aplicación de esta norma ha producido una serie de externalidades que han afectado no solo el proceso de producción de las empresas, sino que además ha hecho más costosa y, por ende, menos competitiva la contratación laboral.