EY ayuda a los clientes a crear valor a largo plazo para los stakeholders. Habilitados por los datos y la tecnología, nuestros servicios y soluciones brindan confianza a través de la garantía y ayudan a los clientes a transformarse, crecer y operar.
En EY, nuestro propósito es construir un mejor mundo de negocios. Las perspectivas y servicios que brindamos ayudan a crear valor a largo plazo para los clientes, las personas y la sociedad, y generar confianza en los mercados de capital.
La cultura organizacional puede potenciar la gestión de riesgos o limitarla
En la búsqueda de gestionar eficazmente sus riesgos, muchas empresas dedican grandes proporciones de tiempo, esfuerzo y otros recursos valiosos a la implementación de herramientas metodológicas, como matrices de riesgos, mapas de calor, políticas, entre otros. Casi como si estos fueran ingredientes de la receta perfecta. Sin embargo, dejan de lado el más importante: las personas.
Por cultura organizacional, nos referimos a nuestras propias formas. Es decir, a cómo ocurren las cosas en nuestra empresa. A esos códigos que no necesitan estar escritos para describir nuestras conductas y dinámicas grupales.
La cultura, entonces, podría o bien potenciar la gestión de objetivos y riesgos empresariales, o bien limitarla. A continuación, exploraremos formas concretas de ejercer influencia en conductas, para favorecer una gestión de riesgos efectiva
Los seres humanos venimos ‘programados de fábrica’ para gestionar nuestros riesgos; es decir, los riesgos de no poder lograr nuestros objetivos. Si queremos que los trabajadores gestionen adecuadamente los riesgos empresariales de la empresa para la que trabajen, ayudaría muchísimo que puedan hacer propios estos objetivos empresariales.
En las empresas que mejor gestionan sus riesgos, la gente tiene clara cuál es su contribución individual para el logro de los objetivos de la empresa, y -por consiguiente- sabe cómo sus acciones u omisiones pueden tener impacto en ellos. En adición, tiene una motivación legítima para gestionar sus objetivos y riesgos individuales, impulsada por un sistema meritocrático de recompensas, basada en dicha contribución.
La gestión del talento es más crítica y compleja de lo que muchos imaginan. Su relevancia se deja ver en lo difícil que resulta para una empresa desarrollar una cultura favorable para la gestión de objetivos, si su gente no es la idónea para dicha tarea.
Las empresas que mejor gestionan sus riesgos saben reclutar, formar, retener y desarrollar el talento que necesitan y favorecer en él, las actitudes necesarias para una adecuada orientación al logro.
La estructura organizacional es la manifestación formal de cómo una empresa se ha organizado para atender su negocio y, por lo tanto, gestionar sus riesgos. Por ello, es fundamental que esta sea compatible con la estrategia y la cultura.
Las estructuras organizacionales idóneas para la gestión de riesgos son el resultado del diseño a medida y el sano ejercicio de retarse en la búsqueda de la excelencia. Estas buscan prevenir ineficiencias, duplicidades, omisiones, áreas difusas y falta de accountability.
El liderazgo es, sin duda, el elemento más importante en el modelamiento de la cultura organizacional. Por eso, este es un espacio que tiene poco margen de error.
En adición a las características más fácilmente entendidas como idóneas, que incluyen la consistencia en los mensajes y la prédica con el ejemplo, entre otras, los modelos de liderazgo de las empresas que mejor gestionan sus objetivos y riesgos se caracterizan por gestionar estratégicamente el impacto de cualquier decisión sobre su gente.
En nuestro día a día, enfrentamos diversos incentivos para dejar de lado la cultura y concentrarnos únicamente en herramientas duras para gestionar riesgos. Los más comunes están relacionados con los plazos cortos en los que se deben mostrar resultados y la necesidad de tener una medida que permita cuantificarlos. Sin embargo, hacerlo puede generar una falsa sensación de seguridad.
Trabajar en el robustecimiento de la cultura organizacional es la forma más efectiva de contribuir con el logro sostenible de los objetivos de negocio. En una cultura fértil para gestionar riesgos, las herramientas metodológicas son percibidas como una ayuda, y por lo tanto encuentran receptividad. Algo muy distinto a lo que ocurre cuando estas se imponen por la fuerza en culturas frágiles que no favorecen la gestión de riesgos.
Cuando hablamos de gestión de riesgos, es común que las empresas dediquen mucho tiempo, esfuerzos y recursos a la implementación de herramientas metodológicas. Sin embargo, es importante implementar una cultura organizacional que permita desarrollar comportamientos en los colaboradores que favorezcan la gestión de riesgos.