Preparando la información para escribir este artículo, se me ocurrió preguntarle a varias personas, hombres y mujeres si sabían lo que es el "techo de cristal", y para mi sorpresa, los más jóvenes y en su mayoría hombres me decían que no tenían ni idea de este concepto. Creo que por allí empieza el problema, porque cuando el entorno no es consciente de las fallas que existen en el sistema, no podemos hacer nada para corregirlo
Entonces empecemos por la definición La expresión "techo de cristal", acuñada en 1978 por la consultora inglesa Marilyn Loden, se refiere a las barreras invisibles que limitan a las mujeres su ascenso a posiciones directivas, tanto en empresas privadas como en instituciones del estado.
Si tomamos en cuenta el año de origen de este tema, podemos pensar que más de 40 años después, este ya es un problema resuelto. Si bien desde aquel entonces hasta la fecha se ha ganado terreno en el cierre de la brecha de género, el hecho de que según datos de la Bolsa de Valores de Lima (BVL), el 12% de las empresas listadas en Bolsa está representado por directoras y el 9% de los gerentes generales son mujeres, nos deja la sensación de que aún tenemos mucho por hacer.
La siguiente pregunta que debemos hacernos para entender el problema es ¿A qué se debe la existencia de estos obstáculos? En muchos casos pueden ser normas o creencias implícitas que limitan a las mujeres las posibilidades de asumir roles de poder en las organizaciones. Revisemos algunas de las que considero explican la situación:
- Ausencia de políticas objetivas de promoción que fomenten una elección realmente meritocrática y sin sesgos.
- Falsa creencia de que por la maternidad y responsabilidades familiares las mujeres somos más propensas al ausentismo laboral.
- Presencia predominantemente masculina en los órganos decisorios.
- Errada creencia de que las mujeres no tienen capacidad para asumir puestos de dirección por ser más emocionales.
- La existencia de una cultura masculinizada.