En caso de implementarse, y en términos generales, las medidas arancelarias que el nuevo gobierno de Estados Unidos está planteando podrían tener varios efectos significativos. Un posible efecto a corto plazo es que aumente el índice de precios al consumidor en EE. UU. y al mismo tiempo se desincentive la exportación desde México de los productos afectados por los aranceles. Hay otras variables, como el tipo de cambio que podría, en su caso, contrarrestar el efecto en la compra de productos mexicanos en EE. UU. A mediano plazo, las medidas de Trump podrían generar incertidumbre sobre la estabilidad del comercio internacional y las cadenas de suministro que dependen de los productos de los países afectados, incluyendo México.
Los gobiernos de México y EE. UU. pactaron el 03 de febrero una pausa de un mes en la aplicación de aranceles a productos mexicanos, lo que ha permitido a las empresas evaluar sus estrategias comerciales en el supuesto de que en efecto entren en vigor. La imposición de aranceles y la pausa pactada no responden a temas técnicos del comercio bilateral; en realidad, es una herramienta de negociación del actual gobierno en EE. UU. para presionar a México con acciones conjuntas, especialmente en el asunto del tráfico ilegal de drogas.
¿Qué acciones estaría analizando el gobierno de México para mitigar el impacto comercial de estas medidas?
El gobierno de México está considerando varias acciones para evitar la imposición de aranceles. En primer lugar, está buscando por la vía diplomática atender las demandas del gobierno de EE. UU. Si ello no funcionara, podría implementarse el “Plan B” de la presidenta Claudia Sheinbaum, que contempla represalias de acuerdo con lo establecido en el TMEC cuando una de las partes viola el acuerdo. Las represalias o medidas de retaliación comercial pueden incluir la suspensión de preferencias arancelarias y el incremento de aranceles a la importación en México de diversos productos originarios de Estados Unidos, además de restricciones no arancelarias a esos u otros productos del mismo origen. El objetivo de las represalias también sería, al final, una negociación para eliminar de ambas partes los aranceles y volver al libre comercio del tratado ya firmado.
A principios de enero y antes de la entrada de Trump a la presidencia de EE. UU., el gobierno de México anunció el Plan México, el cual ayudaría a contrarrestar las medidas de Trump y seguir fortaleciendo la inversión nacional y extranjera, así como el comercio con el exterior.
En esta coyuntura: ¿Qué estrategias estarían considerando las empresas mexicanas para diversificar sus mercados y/o reducir la dependencia con Estados Unidos?
Aunque México tiene acuerdos comerciales con decenas de países, el mercado de EE. UU. seguirá siendo el más conveniente no solo para México, sino para el mismo EE. UU. Las cadenas de suministro en varios sectores están muy integradas entre ambos países y modificarlas no es una tarea de algunos meses ni tampoco obvia desde el punto de vista de negocios.
Por su parte, el gobierno de México ha puesto en marcha estrategias clave para fortalecer su comercio exterior, centrándose en tres pilares fundamentales: la diplomacia económica, la diversificación de mercados en algunos sectores y la sustitución de ciertas importaciones de Asia. Estas acciones buscan reducir parcialmente la dependencia del mercado estadounidense, aumentar la competitividad y promover un crecimiento económico sostenible. Algunas empresas, por ejemplo, del sector agroalimentario, están explorando mercados alternativos como Asia, Medio Oriente y Europa con una creciente demanda de los productos mexicanos.
De llevarse a cabo, las medidas arancelarias del gobierno de Estados Unidos afectarían especialmente a los sectores con mayor volumen de exportación a dicho país:
1. Automotriz
2. Electrónica
3. Maquinaria y equipo
4. Agroindustria