¿Ustedes importan cacao o es 100% peruano?
Todo el cacao es peruano; nosotros no importamos nada. Básicamente trabajamos con cacao de Cusco, del valle de La Convención, con la variedad chuncho (un tipo de cacao nativo peruano).
El tema de sostenibilidad, ¿cómo lo están abordando?
Nosotros consideramos que somos sostenibles de verdad, no de papel. A nivel de planta cumplimos con todo lo que la OEFA (Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental) exige; la legislación peruana sobre medio ambiente es bien exigente, pero nosotros estamos alineados con ello.
Ahora bien, parte de nuestro compromiso sostenible está en el trabajo que hacemos en el Santuario Nacional Megantoni (Cusco) con algunas instituciones como Rainforest Alliance y Sernanp (Servio Nacional de Áreas Protegidas). Lo que se ha hecho, desde hace ya casi cinco años, es entregar a la comunidad plantones de cacao, brindarles asistencia técnica, tratarlos de una manera ecológica, para finalmente comprarles el cacao producido por la propia comunidad a un precio mayor al mercado. Sumado a ello, brindamos asistencia de salud y educación, y la comunidad, como prestación, se convierte en guardaparques del santuario. Un proyecto que ha funcionado muy bien, y seguiremos en ello.
¿Cómo es que se da la expansión de tiendas de La Ibérica?
Antes uno viajaba a Arequipa y le encargaban chocolates La Ibérica, ahora los vemos en todos lados. Hasta finales de los 90, La Ibérica era una empresa arequipeña que básicamente desarrollaba su mercado solo en Arequipa vendiendo en tres sitios: en el Centro, Cayma y en el Aeropuerto.
Pero hace casi unos 30 años entra a la gestión Claudia Vidaurrázaga (tercera generación de la familia Vidaurrázaga, fundadores de La Ibérica). Ella venía de trabajar en Coca-Cola y le impregnó una dinámica diferente a la empresa.
Es así como la empresa comienza a tener un desarrollo fuera de Arequipa, y a abrir tiendas en los centros comerciales. Coincidentemente los centros comerciales empiezan a desarrollarse, pues antes solo existían dos grandes centros comerciales en el Perú: Jockey Plaza y Plaza San Miguel. Para fines del 2002 abrió MegaPlaza y desde ahí empezó un fuerte desarrollo. A esto se sumó, casi en paralelo, el desarrollo del canal moderno (ejemplo: supermercados).
Entonces La Ibérica viene teniendo una mayor apertura de puntos de ventas y desarrollo del canal moderno, que conforme se fueron expandiendo, nos subimos a esa ola. Lo que hemos empezado hace cinco años es abrir nuestras tiendas “puerta a calle”, antes no teníamos ni una en Lima. Hoy tenemos siete.
Cómo es la vida, una semana antes de la pandemia abrimos nuestra primera tienda en Lima, y gracias a esa tienda pudimos implementar nuestro servicio delivery en pandemia. Así también tuvimos que meterle énfasis al trade marketing en el canal moderno, porque en ese tiempo no había otro canal (tradicional y moderno) en donde vender. Hoy podemos decir que somos, en la categoría, la marca líder en el canal moderno.
¿Tienen operaciones fuera del país?
Tenemos ocho tiendas propias en Santiago de Chile. En Bolivia hemos estado muy bien hasta el problema de su economía y los dólares, que esperamos se solucione pronto. En Miami (EE. UU.) primero ingresamos a los minimarkets de productos peruanos, luego alcanzamos las cadenas de productos latinos y ahora ya estamos en Sedano’s, que es la cadena de supermercados de productos latinos más grande en Florida.
¿Cómo manejan la cadena productiva?
Nosotros trabajamos bajo el concepto de “from bean to bar” (del grano de cacao hasta la elaboración de la barra de chocolate). Hoy nosotros estamos desde el campo hasta la venta al consumidor final en una de nuestras tiendas, hacemos todo al 100%.
El gestionar toda la cadena de abastecimiento nos garantiza una buena calidad, nosotros gestionamos toda la cadena de valor, y es por ello que podemos pagarle más al agricultor, por eso tenemos estándares de nivel mundial en nuestra planta, con nuestra gente, y eso nos permite seguir el legado del fundador.
¿Cómo ves al Perú desde tu perspectiva? ¿Qué nos falta?
Me considero una persona optimista, creo que el Perú es un país extraordinario, fantástico, con muchísimo potencial, gente extraordinaria, un país bendecido con los recursos naturales, una estabilidad económica fantástica que muchos países quisieran tener. Creo que tenemos todo para ser un país rico realmente, lamentablemente tenemos hoy un país pobre.
Nos falta liderazgo, tanto en los líderes políticos como en los empresariales. Les falta un poco de amor por nuestro país, por nuestra gente. Se necesitan líderes más cultos en diversos temas como gestión, temas administrativos, hasta de historia. Y creo también que tenemos una crisis de valores muy grande, cuesta encontrar líderes políticos honestos.
Justamente sobre ello nosotros apoyamos la iniciativa de la Marina de Guerra del Perú y la Fundación Miguel Grau, que se llama “Somos Grau, seámoslo siempre” que es una cruzada nacional de valores, y nosotros buscamos fomentar los valores.
Hablando del amor al país, los arequipeños siempre se han caracterizado por un ferviente orgullo por su región, que ya quisiéramos ver en todos los peruanos, ¿a qué consideras que se deba?
Es cierto, tenemos orgullo porque tenemos una ciudad hermosa, tenemos tres volcanes que te brindan un paisaje increíble, tenemos una campiña que no le envidia nada a la campiña Toscana (Italia), nuestro centro histórico es hermoso, entonces cómo no estar orgullosos de nuestra ciudad.