Electro Perú Industrial


La historia de éxito de la empresa fundada por Víctor Vandervelde, dedicada a la comercialización y distribución de materiales en el sector eléctrico y ferretero.

A las dos de la madrugada, mientras Lima dormía, Víctor Vandervelde regresaba a casa tras una larga jornada que combinaba estudios universitarios, trabajo en la tienda de su padre y largos trayectos entre San Juan de Lurigancho, La Molina y Las Malvinas. Tenía apenas 20 años, pero ya vivía con la intensidad de quien sabe que el éxito no se improvisa.

Desde los 10 años, Víctor acompañaba a su padre en su ferretería en Las Malvinas, ayudándolo a vender. Estudió Ingeniería Agrícola y a los 22, tras una pasantía en EE. UU. donde trabajó en una empresa agrícola, decidió volver al Perú. Rechazó una oferta para quedarse en el extranjero porque vio una oportunidad en casa: el país necesitaba infraestructura, y el sector construcción estaba en expansión. 

Decidió dejar la tienda de su padre para iniciar su propia empresa, pero no fue fácil. Empezó solo, con un terno y un maletín en mano. Entre micro y micro, recorrió los conos de Lima, ferretería por ferretería, buscando un nicho que las grandes distribuidoras no atendieran. Lo encontró en los cables eléctricos de construcción, que se utilizan para conducir electricidad de forma segura en edificaciones (residenciales, comerciales, industriales), para la iluminación, control y distribución de energía. Estos cables eran un producto con mayor margen que los tradicionales usados para el sector doméstico. Así nació Electro Perú Industrial.

Las ventas fueron creciendo y esto le permitió a Víctor adquirir un Fiat del 80 que, aunque debía empujar para arrancar, le servía para movilizarse con mayor facilidad. Para ganarse la confianza de los clientes, Víctor se presentaba como parte de una empresa que contaba con personal diverso (choferes, logística y contabilidad). En realidad, era él mismo quien vendía, cotizaba, cobraba y entregaba la mercadería con su carro. Pero su compromiso era real, nunca falló una entrega y eso fidelizó a sus primeros clientes, muchos de los cuales siguen con él hasta el día de hoy. 

 
Aproximadamente un año después de empezar su empresa, un gran golpe llegó. Su tienda, recién inaugurada, quedó reducida a cenizas con el incendio de Las Malvinas y perdió cerca de 60 mil soles en mercadería. Aunque la pérdida fue fuerte, una semana antes al evento, afortunadamente había abierto un pequeño almacén al frente, casi por intuición. Un almacén en el cual tenía una parte de su mercadería que pudo vender para ayudarse a salir adelante luego del incendio.

Ese pequeño espacio, escondido y modesto, lejos de ser una desventaja, se convirtió en una ventaja estratégica. Los ferreteros, que veían con recelo a los grandes distribuidores, preferían tener cerca a alguien que no compitiera directamente con ellos. Así, cuando les faltaba material para una venta grande, acudían a Víctor como si fuera su propio proveedor tras bambalinas. Esa dinámica fortaleció las relaciones comerciales y le permitió crecer sin generar fricciones. 

A mis clientes, los ferreteros, no les gustaba tener un distribuidor más grande a su lado en la misma calle porque lo veían como competencia. En realidad, el comprador podía irse directamente con el distribuidor en lugar de comprar en las ferreterías y eso representaría una pérdida para ellos. A través de mi pequeño almacén, me convertí en su aliado, si necesitaban más material para vender yo se los proveía y al mismo tiempo yo también generaba ganancias

De vendedor puerta a puerta a empresario consolidado 
 
Con el tiempo, Víctor no solo reconstruyó, sino que expandió. La pandemia fue un punto de inflexión. Mientras otros dejaron de trabajar, él salió a vender. Su equipo, comprometido, lo acompañó. 

Yo me estacionaba afuera de mi almacén con mi camión para mostrar los materiales en venta y los contratistas de obras públicas me compraban porque era de los pocos que seguían operando en pandemia. Electro Perú Industrial se convirtió en un proveedor clave en proyectos de emergencia sanitaria

Para ese entonces, su padre, ya tenía más de 67 años, y mantenía alquilada la tienda en la que Víctor trabajó desde pequeño antes de lanzar su propia empresa. Esta tienda, aunque se mantenía en pie, lo hacía a duras penas, pues la mercadería no se estaba vendiendo. 

 

Víctor decidió integrarla a su empresa. Refinanció las deudas de su padre, liquidó el stock obsoleto y rediseñó el local para que tuviera la misma imagen que sus otras tiendas: moderna, con el rojo como color insignia. Fue un acto de respeto y visión: honrar el legado familiar, pero con una mirada empresarial renovada.

Desde que inicié respeté el negocio de mi padre. Su tienda se encontraba en Las Malvinas y cuando empecé a vender puerta a puerta, decidí ofrecer mis materiales en otra zona, en los conos, para no competir con mi padre. De igual manera al integrar su tienda a mi empresa lo hice a su solicitud y tomando en cuenta su opinión.

Con el paso del tiempo, Víctor llegó a tener ocho puestos, y hoy cuenta con más de 40 colaboradores, y una marca propia. Asimismo, Electro Perú Industrial ha participado en proyectos como el Estadio de Chincha, el aeropuerto de Lima y más de 200 colegios a nivel nacional.

A pesar de este crecimiento, el negocio se ha mantenido como nació, distribuyendo mercadería al sector construcción, pero también a los ferreteros particulares. 

Esa diversificación le ha permitido mantener estabilidad incluso en contextos económicos difíciles.

Aunque ya tienen presencia en provincias, Víctor es cauteloso con la expansión internacional. “Primero queremos consolidarnos en Perú”, explica. Su tienda recientemente inaugurada en Arequipa es el primer paso. Trujillo será el siguiente. Y a futuro planean llegar a Colombia y Chile, pero con la misma filosofía: crecer sin perder el contacto humano.

Más allá de los números 
 
Pero quizás lo más valioso de la historia de Electro Perú Industrial no está en los números, sino en su visión humana. Junto a marcas con las que trabaja, ha desarrollado un programa de capacitaciones gratuitas para electricistas. Las charlas, con certificado incluido, ya han llegado a ciudades como Huánuco, Ayacucho y Huaraz.

No quería realizar la activación de siempre. La mayoría de las empresas solo entregan volantes y muestras del producto, pero yo quería hacer algo distinto, algo que verdaderamente generara un impacto. Muchos de los electricistas en el país son empíricos, y nuestras capacitaciones nos permiten brindarles herramientas reales para mejorar su empleabilidad y conocimientos.

En la primera activación, más de 100 personas asistieron. No fue solo una charla técnica: cerraron con una presentación de danzas típicas de Huancayo, en honor a la mayoría de los asistentes que pertenecían a esta región del Perú. “Pensamos en lo que necesitan y en lo que les gusta”, dice Víctor. Esa sensibilidad ha sido clave para conectar con su público. 
 
Víctor, además, ha iniciado programas internos de educación financiera para sus trabajadores, convencido de que el crecimiento empresarial debe ir de la mano con el desarrollo personal. Su meta es crear un instituto de formación técnica, primero para sus trabajadores y luego para la comunidad. “Quiero que todos puedan capacitarse en lo que les interese y les sirva para mejorar su vida, no solo en lo que necesitan para el trabajo”, afirma. 
 
Gracias al esfuerzo y trabajo de Víctor y su equipo, Electro Perú Industrial ha logrado consolidarse como un actor relevante en el sector eléctrico y de construcción, con una propuesta que combina eficiencia operativa, cercanía con el cliente y una apuesta clara por la formación técnica.

Con una estructura sólida, una marca propia y planes de expansión nacional e internacional, la empresa se proyecta hacia nuevos desafíos. Y aunque en el camino han tenido obstáculos, cada uno ha sido enfrentado con resiliencia y trabajo en equipo.

Hoy, Víctor lidera una organización que no solo crece, sino que evoluciona. Y lo hace con una visión clara: seguir construyendo, seguir capacitando, seguir aportando al desarrollo del país.

Resumen

Víctor Vandervelde lidera Electro Perú Industrial, una empresa que nació de su esfuerzo vendiendo puerta a puerta y que hoy es un referente en el sector eléctrico y ferretero. Su crecimiento se construyó sobre la confianza de los ferreteros, la resiliencia tras el incendio de Las Malvinas y su decisión de seguir trabajando incluso en pandemia. Con más de 40 colaboradores y presencia en provincias, la empresa participa en proyectos de gran alcance. Además, Víctor impulsa capacitaciones gratuitas para electricistas y programas internos de educación financiera, reafirmando una visión empresarial centrada en el desarrollo técnico y humano.


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