Sostenibilidad energética en América Latina: avances, desafíos y visión compartida


Con un potencial en energías renovables en expansión, Chile, Colombia y Perú avanzan en su transición energética con marcos regulatorios cada vez más sólidos y una visión compartida hacia un futuro bajo en carbono.

En los últimos años, la transición energética desde los combustibles fósiles hacia fuentes renovables se ha consolidado como una prioridad estratégica en la agenda de varios gobiernos. En este contexto, América Latina resulta una región con un enorme potencial para liderar este cambio, gracias a su riqueza en recursos naturales y a un entorno cada vez más favorable para la inversión en energías limpias. 

De acuerdo con el informe ClimateScope 2025 de BloombergNEF, tres países latinoamericanos figuran entre los 15 mercados emergentes más atractivos para proyectos de transición energética a nivel mundial: Chile (3°), Brasil (10°) y Colombia (13°).

Además, este informe revela que las tecnologías de generación de energía más populares en 2024 en América Latina fueron el gas natural y la energía hidráulica. 

De forma complementaria, el más reciente Renewable Energy Country Attractiveness Index (RECAI 63) de EY —que analiza y clasifica a los países según su atractivo para atraer inversiones en energías renovables—, posiciona a Chile como el decimoquinto país más atractivo del mundo y Perú se ubica en el puesto 40.

Este dinamismo en la región ha sido impulsado por marcos regulatorios cada vez más robustos, diseñados para fomentar la inversión, diversificar la matriz energética y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. 

Panorama latinoamericano en la transición hacia la sostenibilidad energética

Perspectivas: hacia un ecosistema renovable más robusto

La transición energética en América Latina avanza con pasos firmes, pero aún enfrenta desafíos significativos. Entre ellos, destaca la necesidad de modernizar la infraestructura, clave para integrar eficientemente las nuevas fuentes de energía en las redes nacionales. Asimismo, es fundamental simplificar los trámites administrativos para acelerar los procesos de aprobación de proyectos y reducir los tiempos de implementación.

En Colombia, por ejemplo, el 53 % de los proyectos FNCER enfrentan retrasos por trámites ambientales, licencias, consultas previas y permisos de conexión, según datos del Foro Económico Mundial y la Asociación de Energías Renovables de Colombia. Es un desafío que debemos superar para impulsar el uso de estas energías.

Pamela Méndez concuerda y agrega que contar con plazos establecidos permitiría una implementación más ágil y otorgaría mayor certeza a los inversionistas. Además, indica que en Chile el almacenamiento de energía juega un papel fundamental para equilibrar la oferta y la demanda, y permitiría “mejorar la estabilidad de la red y facilitar la integración de fuentes intermitentes como la solar y la eólica”.

 

Otro frente clave es el desarrollo de políticas de financiamiento accesibles para tecnologías emergentes como el hidrógeno limpio. En el caso de Perú, ya existen nuevos sistemas de financiamiento sostenible que permiten otorgar créditos o financiar proyectos en función del desempeño de ciertos componentes ESG (Environmental, Social & Governance, por sus siglas en inglés) de las compañías.

Existen soluciones verdes y sostenibles que se están desplegando en el sistema financiero y que pueden representar una oportunidad importante tanto para las compañías como para los inversionistas.

La región cuenta con un potencial renovable y ha comenzado a construir marcos regulatorios que permiten aprovecharlo. Sin embargo, el éxito de esta transformación dependerá de la capacidad de los países para diseñar políticas coherentes, atraer inversiones y garantizar una implementación efectiva, con una visión de largo plazo que integre sostenibilidad y resiliencia.

Resumen

América Latina se posiciona como líder en transición energética gracias a su potencial renovable y marcos regulatorios sólidos. Chile destaca con políticas de carbono-neutralidad, leyes de eficiencia energética y una matriz donde las ERNC alcanzan el 41 %. Colombia impulsa FNCER mediante incentivos y metas climáticas con avances en energía solar y eólica. Perú diversifica su matriz: las renovables crecieron del 0.2 % en 2012 al 8.1 % en 2024, sumando proyectos solares, eólicos y el primer proyecto de hidrógeno verde. ¿Qué desafíos enfrentan estos países para para garantizar sostenibilidad, resiliencia y atracción de inversiones en materia de energías renovables?


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