Bodega Nájar: Más de 170 años de historia


Diego Muñoz-Nájar, gerente general de Bodega Nájar, una de las empresas más emblemáticas de Arequipa nos comparte los por menores de liderar una empresa familiar peruana de más de un siglo de historia y sus planes a futuro.

Desde pequeño, Diego Muñoz-Nájar Rodrigo supo que quería ser parte de la historia de Bodega Nájar, la empresa familiar peruana. En su infancia recorría los pasillos de la planta en Arequipa, observando el proceso de elaboración con la ilusión de, algún día, ser parte de ese legado. Sin embargo, no fue hasta años después, tras formarse profesionalmente fuera del negocio, que regresó con una visión más clara: no solo continuar la historia, sino transformarla. 

Estudió Administración de Empresas en la Universidad de Piura y trabajó durante más de una década en el sector bancario. Esa experiencia le permitió observar cómo operaban otras compañías, cómo se tomaban decisiones estratégicas y cómo se lideraban equipos diversos. 

En el negocio familiar había mucha oportunidad a futuro. Tras 12 años en banca, elegir Bodega Nájar fue una buena decisión. Mi apuesta era a largo plazo.

En 2005, tras el fallecimiento de su tío Alberto Muñoz-Nájar Cosini, asumió la gerencia general y se convirtió en la quinta generación al mando de la bodega.

Una visión con sello propio

Al asumir el liderazgo, desarrolló un plan estratégico para profesionalizar las áreas clave de la empresa y apostó por una visión moderna de largo plazo, centrada en la innovación y la identidad de marca.

“He trabajado para construir una cultura que refleje mis valores: centrada en las personas, motivada por la innovación, el crecimiento constante y el desafío de ir más allá del statu quo”, afirma.

El anisado, producto estrella de la casa y parte de la historia de la industria de los destilados peruanos, fue el punto de partida para reposicionar la bodega. La meta era ambiciosa: consolidarlo como un destilado peruano de alta calidad, capaz de competir en los mercados más exigentes del mundo.

Ante ello, los resultados no tardaron en llegar. Bajo su liderazgo, la marca obtuvo reconocimientos internacionales, como tres medallas de oro y una de plata en el World Spirits Award 2024, uno de los concursos más prestigiosos en la industria de los destilados. Además, el portafolio se amplió con nuevas propuestas como el Anís Frutos Rojos, una fusión entre lo tradicional y lo contemporáneo, así como una nueva línea de piscos y vinos, todos con identidad propia, pero bajo el mismo ADN.

Conectar con el origen

Uno de los hitos más importantes de esta transformación fue la creación del Centro de Experiencias Nájar (CEN) en Arequipa, un espacio donde los visitantes pueden recorrer la planta, conocer el proceso de destilación y conectar con la historia detrás de cada botella.

Además, en ese camino, Diego ha concretado ciertas alianzas, como la realizada con La Ibérica, otra marca emblemática de Arequipa.

La innovación también ha llegado a los productos, pues la marca alista el lanzamiento de una bebida ready to drink, diseñada para consumidores más jóvenes y prácticos, sin perder la esencia del producto artesanal.

La idea es que se convierta en un punto turístico relevante para la ciudad, y que al mismo tiempo nos permita transmitir lo que representa la compañía. Queremos que la gente entienda el proceso, el origen y viva la marca más allá de una botella

Un sabor que cruza fronteras

Con una base sólida y una propuesta diferenciada, Bodega Nájar se está expandiendo hacia mercados internacionales. Sus productos ya han llegado a Estados Unidos y Europa, y actualmente se están dando los pasos para ingresar a Chile, un mercado con regulaciones particularmente exigentes.

“Entrar a nuevos mercados implica cumplir normas estrictas y trabajar con importadores que comprendan la esencia de la marca. Pero es un paso que teníamos que dar”, señala.

Este impulso exportador no es improvisado: forma parte de una estrategia de largo plazo que busca posicionar la marca como referente de los destilados peruanos con calidad de clase mundial.

 

El cierre de un ciclo familiar

A diferencia de generaciones anteriores, la empresa familiar peruana dejaría la batuta a un ejecutivo externo. “Soy la última generación de la familia que liderará la bodega. La idea es entregarla en una mejor posición de la que nosotros la recibimos. Ese es el compromiso”, afirma.

Esa decisión lo llevó a ordenar mejor los procesos, formar un equipo más sólido y crear una cultura con identidad, pero dispuesta a seguir cambiando.

 

“Creo que la siguiente administración, de la cual no formará parte la familia en términos de gestión, encontrará una empresa ordenada, con un portafolio de productos ganadores y con mucho futuro en el mercado y una cultura viva de innovación, lo cual permitirá seguir avanzando por la senda del crecimiento”, reflexiona. Para Diego, el éxito radica en mantenerse fiel a la esencia de la marca, sin temerle a la transformación.


Dato:

  • Fundación de Bodega Nájar: 1854
  • Origen: Arequipa
  • Producción: 1 millón de litros por año

Reconocimiento

Diego Muñoz-Nájar fue reconocido como Líder Empresarial del Cambio (LEC) 2025.

Resumen

Diego Muñoz-Nájar Rodrigo, tras formarse en Administración de Empresas y trabajar en el sector bancario, asumió la gerencia de Bodega Nájar en 2005, convirtiéndose en la quinta generación al mando. Profesionalizó la empresa, centrando su visión en la innovación y la identidad de marca. Bajo su liderazgo, la bodega obtuvo reconocimientos internacionales y amplió su portafolio con nuevos productos. Además, creó el Centro de Experiencias Nájar y está expandiendo la marca a mercados internacionales. Diego planea entregar la empresa a un ejecutivo externo, asegurando su crecimiento y continuidad.

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