La escalada de tensiones y riesgos geopolíticos está obligando a las compañías a adoptar estrategias que contemplen todos estos factores. Esta realidad trae consigo desafíos, pero también oportunidades. Cómo afecte esta situación a una empresa dependerá de su sector y de su huella geográfica, así como de las decisiones estratégicas que tomen sus responsables.
Ya no es suficiente con asumir que este tipo de acontecimientos existen y están ahí. Las compañías deben mapearlos, estudiarlos y tomar decisiones estratégicas que se anticipen a ellos y que contemplen distintos escenarios en función de su impacto en la actividad corporativa.