De nuevo, una crisis de liquidez ha derivado en la inviabilidad y liquidación de un banco: el Silicon Valley Bank (SVB), el decimosexto banco en EEUU, con unos activos cercanos a los 210.000 millones de dólares y una presencia relevante en el Estado de California
Antes de la crisis del banco
El modelo de negocio de SVB ha estado típicamente centrado en la financiación de “start-ups” tecnológicas y del sector de salud en Silicon Valley. Sin embargo, en el último año y medio recibió un fortísimo aumento de depósitos que le ha llevado a casi duplicar su balance. Esos depósitos se canalizaron hacia una cartera de bonos hipotecarios y deuda del Estado a largo plazo por más de 90 mil millones de dólares, lo que representa casi el 60 % de sus activos.
Revisando la versión pública del plan de resolución del banco, cabe destacar que las permutas (“swaps”) de tipos de interés utilizadas por el banco a final de 2022 eran muy inferiores a las que tenía el banco a final de 2021. Estas coberturas, a largo plazo, pueden compensar al inversor ante la subida de tipos de interés, pero si hay que vender apresuradamente los activos, no te cubre las pérdidas en el principal de los bonos. Muy probablemente, el encarecimiento de dichas coberturas provocó su falta de renovación, justo cuando la exposición a ese riesgo era mayor.
Las subidas de los tipos de interés han provocado tensiones que resultaron fatales para SVB. Por un lado, deterioraron el valor de mercado de su voluminosa cartera de renta fija; por otro, sus depositantes (fundamentalmente empresas) comenzaron a retirar depósitos para evitar endeudarse a un mayor coste. A partir de ahí, SVB redujo su liquidez y, finalmente, se vio obligado a vender activos con pérdidas. Sólo el jueves pasado se retiraron depósitos por valor de 42.000 millones de dólares (una cuarta parte de los depósitos del banco). Si a esto le añadimos caídas estrepitosas de la cotización en bolsa de sus acciones (un 60% el pasado jueves), la inviabilidad del banco era inevitable.
Es legítimo que un banco contabilice esos bonos a su coste de adquisición y no al valor de mercado cuando no tiene intención de venderlos antes de su vencimiento. El problema surge cuando una causa de fuerza mayor obliga al banco a la venta de esos activos. En ese caso, se registrará de golpe (en un escenario de subida de tipos de interés) una pérdida de valor de dichos activos que puede ser muy significativa.
Un factor que ha exacerbado la crisis de liquidez de SVB es el tipo de depositante mayoritario del banco: empresas con depósitos medios muy elevados, que reaccionan con rapidez y contundencia ante una crisis de confianza. Generalmente, el depositante minorista es más estable y el impacto global de posibles retiradas de depósitos de estos minoristas suele ser poco significativo (por ejemplo, en la crisis del Banco Popular, el comportamiento de los depositantes minoristas fue relativamente estable).
Los gestores de SVB intentaron evitar la inviabilidad del banco, pero sus medidas resultaron poco exitosas: una ampliación de capital para compensar pérdidas tras la venta de activos (las pérdidas ascendieron a unos 1.800 millones de dólares) e incluso una venta “in extremis” del banco. Si el problema era básicamente de liquidez y, dada la extrema rapidez que suele acompañar a estas crisis, no está claro hasta qué punto se agotó el recurso a la liquidez de emergencia del banco central (a la que pueden acudir bancos solventes con problemas transitorios de liquidez y aportando las garantías exigidas). Si no se actúa con rapidez, el banco acaba siendo insolvente en pocos días, por lo que no puede suministrarse dicha financiación. Tampoco se entiende bien por qué el banco no obtuvo la liquidez que necesitaba con operaciones repo (utilizando la voluminosa cartera de deuda pública a largo plazo) con contrapartes privadas. ¿No fue una señal de alarma la ausencia de estas operaciones? Quizás la crisis tenga algún componente de solvencia, como suele ocurrir en las crisis de liquidez.
La intervención del banco
La opción elegida por la autoridad estatal de California para solucionar la crisis del banco ha sido la liquidación (con la Federal Deposit Insurance Company -FDIC-, como liquidador): ha pasado todos los depósitos (cubiertos y no cubiertos) a un banco puente junto con la mayoría de los activos, y el resto de pasivos se ha puesto en liquidación. Parece que no han logrado encontrar un comprador para el banco (no como la filial británica, que ha sido vendida a HSBC por una libra). En Europa, la liquidación se reserva para entidades de bajo impacto sistémico (generalmente, de tamaño pequeño).
En el caso de SVB es cierto que su cuota de depósitos a nivel nacional es muy baja, pero es el decimosexto banco del país y con funciones críticas para la economía de California. Además de todo ello, existe un claro contagio a otros bancos regionales de EEUU: varios bancos perdieron el pasado viernes alrededor de un 40 % de su cotización en Bolsa, el banco Signature (con activos por valor de unos 110.000 millones de dólares y casi 90.000 millones de dólares de depósitos) también ha sido puesto en liquidación el fin de semana y este lunes algunos bancos regionales han seguido cayendo en Bolsa. Todo ello apunta a que este banco podría haberse considerado como sistémico y apto para resolución -en lugar de liquidación.
Ante la incertidumbre generada, la solución que han adoptado las autoridades es garantizar que todos los depositantes (no sólo los que tengan un saldo inferior a 250.000 euros) cobrarán el 100% (el FDIC cubrirá cualquier desfase y se lo repercutirá al resto del sistema bancario) y crear una nueva ventana de liquidez para que los bancos con carteras de deuda a largo plazo la puedan descontar en la Fed por su valor nominal (mayor que el valor de mercado). Este caso ilustra que es muy difícil prever que un banco se vaya a liquidar sin más, ya que imponer pérdidas a depositantes es muy difícil, sobre todo si hay bancos similares en el mercado. En este contexto, es recomendable que tengan un colchón de deuda subordinada y senior para absorber pérdidas y, así, evitar pérdidas para los depositantes no cubiertos.
De la inviabilidad de SVB, se pueden extraer lecciones para la gestión de crisis de bancos: la gestión de la liquidez antes de la inviabilidad de un banco debe ser clave en los planes de supervisión y resolución de ese banco; durante el desarrollo de la crisis de un banco, la respuesta de la autoridad supervisora debe ser proporcional a la gravedad de la situación, utilizando indicadores cuantitativos y cualitativos para el despliegue progresivo de medidas de remediación; la valoración del interés público debe tener en cuenta indicadores nacionales y, en algunos casos, indicadores regionales; y el impacto de la crisis de un banco relativamente grande sobre el fondo de garantía de depósitos y/o el fondo de resolución bancaria puede ser muy significativo, necesitándose un “backstop” público.
En una crisis de liquidez, el desarrollo de los acontecimientos puede ser muy rápido, pudiéndose alcanzar la inviabilidad del banco en un corto espacio de tiempo. Si ese banco es relativamente grande, como es SVB, su liquidación puede generar problemas serios de estabilidad financiera. Esto es lo que ha ocurrido en EEUU. Las medidas adoptadas durante el fin de semana ponen de manifiesto la existencia de áreas de atención en el marco de regulación prudencial y resolución bancaria aplicable a bancos regionales de tamaño significativo y acentúan el problema de riesgo moral en la gestión bancaria diaria.
Artículo publicado en Expansión